Cantando bajo la lluvia

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Pocas escenas han logrado pasar a la eternidad como aquella secuencia de ‘Cantando bajo la lluvia’ en la que Gene Kelly quedó inmortalizado abrazando una farola y henchido de felicidad mientras canta enamorado durante una lluviosa noche iluminada a contraluz, una técnica compleja que logró resaltar las gotas de agua con leche chocaban contra el suelo, mientras chapoteaba entre los charcos y entonaba la mítica canción. La grabación se extendió durante 3 días por el afán de perfeccionismo, llevando al actor al límite de sus fuerzas y dejándole en un preocupante estado de agotamiento porque  además la rodó con 39 grados de fiebre.

¿El mejor musical del cine? Muy probablemente. Sin duda fue el más memorable de la época dorada del cine con grandes musicales. Por cierto que el año anterior otra cinta muy famosa y adorada de aquellos tiempos, "Un americano en París" 1951, también con Kelly, había arrasado en los Oscars, impidiendo que esta joya triunfara en los premios de una Academia que consideró que el género ya había sido suficientemente recompensado con las 6 estatuillas -incluyendo mejor película- de la gran obra de Vincente Minnelli. En cualquier caso, "Singin' in the Rain" tiene algunos de los bailes más maravillosos y cinematográficos de la historia del séptimo arte; Kelly canta enamorado bajo la lluvia... y el mundo se detiene. Genial, vitalista, coherente, fluida e imperecedera obra maestra que empapa de nostalgia y por muchas veces que se vea, siempre deja un gratísimo sabor de boca por su contagiosa frescura con momentos nunca jamás superados a lo largo de los años por ninguna otra película musical. Todo un clásico con mayúsculas. Jose Ortega

 

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Sueño entrópico

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Palas, que no Aspas

Mira Sancho, unos gigantes extraterrestres que avanzan y mueven unos tirabuzones que salen de su cabeza.

¡¡No, mi señor , no son extraterrestres y están quietos. Además no son tirabuzones, sino palas!! Solo es el viento quien las mueve, a la vez que empuja su lanza!!.                                                                                                                                                                        Paparruchas ¡¡Solo es una mala arte del mago Merlín que pretende engañarnos!! Soy Don Quijote y mi profesión, andante caballero. Mis leyes son, el deshacer entuertos, prodigar el bien y evitar maldades. Huyo de la vida descansada, de la ambición y la hipocresía. Busco para mi propia gloria, la senda más angosta y difícil. ¿Es eso de tonto y mentecato?

No, señor, no es un típico engaño. Solo nos ha movido en el tiempo mediante una máquina infernal!! 

J.Ortega                    

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Brujería

 

 

Personaje atrayente de la literatura juvenil, unido a aspectos tan fascinantes como la magia, o lo fantástico  aunque con rasgos tradicionales entre los que destaca la túnica, el sombrero puntiagudo, la escoba, el gato negro,  el caldero, además de seguir volando en sus escobas o elaborando hechizos, pócimas y encantamientos. Como todo lo saben, atemorizan a las personas teniendo especial fijación en  los niños. Toda bruja que se precie necesita un bosque cerca de su guarida porque sin él, es como un rosal sin rosas, o una tortilla sin huevo. En el bosque encuentran todo lo que necesitan para fabricar sus famosos ungüentos: hojas, raíces, colas de lagartija, ajos secos, dientes de jabalí para sus recetas infalibles: ¡Tres ojos de lagarto, dos plumas de dragón, sangre fresca de rana, tres bigotes de buen salmón, cuatro hojas de crecido repollo y cinco uñas de león! 

 

 

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Enjambre

Junto a mi casona muy cerca del campo, un olvidado cuartel allá por la Mancha, cambió su tejado.  La calma terminó de golpe y porrazo cual choque de cimbales de la banda del pueblo tras decenas de generaciones de permanente calma. El miedo metiose en el cuerpo de los tranquilos vecinos y tuvieron que marcharse buscando nuevos albergues que fueran seguros cobijos para la gran prole cerca de la vetusta techumbre, con entrada sencilla allá por cualquier sitio u horadando rendijas con sus dientes incisivos en los muros de las casas cercanas.

Al entrar con gran sigilo, cuando a mi casa regresé después de fugaz ausencia, los pillé desprevenidos y fue tal el sobresalto que produjo un ingente lío como en colmena de abejas por los numerosos zumbidos e imponentes saltos para buscar escondrijo que alejara cualquier asomo de ataques imprevistos.

...Fue tan solo durante un segundo en el que terminé medio ofuscado por los enormes brincos de ratones volando, espectáculo circense pocas veces visto o como en aquella ocasión en que Don Quijote se enfrentó contra los molinos creyendo que eran gigantes, saliendo despedido por las aspas.

 

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Dragón

En zona remota, un atroz monstruo, 

un dragón de asombrosa envergadura 

que vive al fondo de una triste cueva 

y por su boca vierte un voraz fuego.  

Volcán que con su lengua distribuye 

bulos temporales que a través de su mirada 

devoran el daliniano transcurrir de los días.  

Experto soñador de cruentas batallas 

más allá del horizonte donde aparecen  molinos 

que mueven sus aspas incitando a la batalla.  

Dotado de un selectivo olfato, 

capaz de detectar a sus enemigos 

antes de divisarlos desvanecidos entre las nieblas.  

La furia del dragón es tan inmensa 

que con solo verlo los muros se conmueven 

y las torres se desintegran convirtiéndose en polvo. 

A la salida del Sol, tras la refriega 

las víctimas aparecen dispersas sobre inmensos cerros. 

Sus moldeables huesos son cera blanda, 

mientras la espesa sangre 

se deposita como barro en sus cerebros.  

Tempestades, relámpagos y truenos 

generan vendavales que agitan sus enormes alas 

y encienden sus amarillas lumbreras 

que deslumbran al lector.  

El tren nocturno de fuego y furia, 

entra en un barranco, trepa por su ladera 

y se pierde a lo lejos sobre la tierra helada. 

Su agudo silbido desprende el rocío de las gélidas plantas,  

Gigante imaginativo, 

amigo de meterse en aventuras de caballeros y princesas, 

asustando al personal con desventuras. 

Y cuando no acompaña el tiempo 

debido a fuertes vientos, lluvias, nieves o  gélidos hielos, 

en el interior de su gran gruta 

prueba con la magia de disfraces.  

Pero en su fuero interno siempre está malhumorado   

por vivir en soledad, sin sentir una pizca de afecto ajeno.

 

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